La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el placer sexual como un derecho humano básico, Según la OMS, “La salud sexual es la integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual, por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y el amor”.
Se define como Salud Sexual Geriátrica “la expresión psicológica de emociones y compromisos que requiere la mayor cantidad y calidad de comunicación entre compañeros en una relación de confianza, amor, compartir y placer, con o sin coito” (Maslow).
Sin embargo, la sexualidad de los adultos mayores es objeto de variados prejuicios, es considerada que en el adulto mayor tienden a perder el interés sexual cuando envejecen o que ellos son pervertidos si continúan teniendo relaciones sexuales. La realidad es que el potencial sexual puede permanecer hasta la muerte aun cuando sea alterado por los cambios propios del envejecimiento.
Para entender cómo se llega a la etapa de la vejez se tiene que analizar cuál ha sido su modo de vida, sus rutinas, modo de vida, actividad física, nivel cultural, sus relaciones y desde luego la parte sexual, qué relaciones ha tenido y con qué frecuencia y si han sido satisfactorias.
Es de vital importancia que cuanto más se cuida la persona en su juventud (menos fuma, bebe y más ejercicio físico ha efectuado), más posibilidades tiende a vivir sin problemas frecuentes y por otro lado el haber gozado una sexualidad plena y satisfactoria, permite llegar a la vejez sin inconvenientes funcionales en el área genito- sexual.
En ésta etapa de la vida en la que existe mayor experiencia sexual, mayor conocimiento de sí mismo y, en su caso, mayor entendimiento en la interacción con la pareja, mayor ternura y sabiduría, lo que permitiría un intercambio más pleno y satisfactorio con la otra persona.
Por otra parte, como en esta época se agudiza el criterio de la realidad, se toma conciencia de lo que puede y no puede hacerse con el sexo, el erotismo está vigorizado en comparación con el acto sexual propiamente dicho, con una mayor consolidación de la pareja. Al desaparecer los intereses o las preocupaciones reproductivas, en el caso de parejas heterosexuales, la sexualidad en esta etapa de la vida tiene como único fin el dar y recibir placer.
Elaborado por Psic. María Esther Chávez Díaz
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