“Quien ama, quien desea ser correspondido, se plantea innumerables preguntas, puesto que sabe que la pasión, los celos, los sueños, los ideales, el erotismo y el amor pueden hacer su vida maravillosa o transformarla en un infierno”
Hoy en día el concepto amor se ha ido modificando, cambiando paradigmas anteriores y creando otros para que una relación “funcione”. Se consideran diferentes aspectos como la familia, los amigos, los hijos de la pareja, mis hijos (los dos anteriores si es el caso), la educación, la influencia de la sociedad en general, y dejamos de pensar en lo que realmente queremos como individuos. ¿Qué es lo que yo necesito o quiero para sentirme satisfecha con mi vida amorosa? ¿Qué ideologías debo mantener de la educación que dieron mis padres y qué no debo mantener simplemente porque no va conmigo?
Si bien es cierto que puede existir un concepto universal de lo que es el amor, cada persona lo vive de forma diferente y goza de forma diferente y es feliz de forma diferente. Si existe una relación de pareja, lo correcto sería entonces, formar un todo de la personalidad de ambos y así su relación podrá fluir de forma plena. Esa fuerza que hace que una relación establezca vínculos fuertes se le puede llamar enamoramiento.
Se comienza con una mirada mutua. Si el otro responde del mismo modo, se pasa al encuentro gradual de los cuerpos: las manos se rozan, se estrechan. Luego el primer beso, la primera cita amorosa. Cuando todo va bien, sigue la relación sexual, la fusión física. Un poco después aparecen la ternura, la pasión y la intimidad. Y según esto, el amor se hace más fuerte cuanto mejor es el entendimiento, la satisfacción recíproca. Hasta que el otro nos resulta indispensable y sentimos con dolor su falta. Entonces estamos enamorados.
El enamoramiento llega a nuestras vidas para hacer un sinfín de cambios que pueden incluir la sensibilidad tanto de la mente como del corazón y que funde a dos personas que son distintas y lejanas para hacerlas una sola.
Un “te amo” desde nuestra tradición o cultura, no solo significa entonces “me gustas”, “te quiero”, “te deseo”, “te tengo cariño” o “siento afecto”, sino “eres para mí la única persona entre los infinitos del mundo, el que siempre soñé, el único deseado, el único al que aspiro por encima de cualquier otra cosa y para siempre”.
Esto, ¿qué tan sano puede ser para cada uno de nosotros?, realmente inmersos en todo lo anterior, deja de importar. Solo nos dejamos llevar, disfrutamos el momento sin temor a ser llevados por la corriente a finales terribles. Justo es una experiencia extraordinaria en la que lo que único que importa o se desea que importe es el placer. Y no un placer meramente erótico, sino un placer en todo lo posible, como disfrutar de un chocolate o una bebida que endulza o refresca.
Justo así es el amor…
Fuente:
Alberoni, F., (1996), “Te amo”, Ed. Gedisa.
Elaborado por: Solorio Cárdenas Elizabeth
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