¿Tu historia de vida influye en la forma de expresar tus emociones?
Muchas ocasiones nos hemos hecho esta pregunta, ya que dentro de lo que fue nuestra crianza, también aprendimos valores, observamos actitudes y conductas; que si bien hoy no determinan nuestra personalidad al 100 por cierto, influyeron en lo que hoy somos.
Cada individuo tiene estilos de crianza diferentes, ya que venimos de diferentes sistemas y cuando los combinamos resulta complicado adaptarnos y encontrar un punto medio o generar un nuevo sistema.
A lo largo de nuestra vida también desarrollamos introyectos que son aprendidos desde nuestra infancia; estos, están asociados y enfocados entre lo que esta “bien” o esta “mal” ya sea por nuestro núcleo familiar, normas sociales o estereotipos de género. La pregunta es ¿Cómo nos va a afectar estos aspectos en nuestra expresión emocional?
Pongamos algunos ejemplos:
1. Si vienes de una familia en la que normalmente no se expresan las emociones o donde constantemente escuchamos que nos dicen “no llores” “de que te ríes” “se fuerte”, aprendemos a no externar lo que sentimos, por que asumimos que eso nos hace “débiles.” Y de alguna manera entorpece la comunicación tanto de las emociones como de nuestras necesidades
2. Si vienes de una familia en la cual constantemente se escucha, validan tus emociones, respetan tu sentir, y observas que hay empatía y respeto; creces con la confianza y seguridad de comunicar lo que sientes para externar tanto la parte emocional como la necesidad que estas teniendo. Y de este modo poder llegar a una solución o acuerdos para lograr una mejor dinámica.
Es importante resaltar que estos solo son ejemplos para dar una idea de los escenarios probables, ya que hay diversas dinámicas familiares que no sólo se enfocan en estos dos, como ya mencioné también hay influencia de las normas sociales y de genero; es decir las demandas emocionales pueden ser diferentes para hombre y mujeres, lo cual nos hace creer que por ese hecho podemos o no externar lo que sentimos.
Ahora bien, es de suma importancia poder identificar que aspectos emocionales nos cuesta trabajo externar e incluso comprender de nosotros mismos, así como de las personas con las que convivimos: pareja, amigos e incluso la misma familia. ¿La misma familia? Así es, la familia nos transmite estos introyectos, pero a lo largo de nuestra vida y desarrollo también aprendemos cosas nuevas y tenemos la oportunidad de darnos cuenta y trabajar en aquello que ya identificamos. Es ahí donde se comienza a dar el cambio.
¿Cómo puedo iniciar estas modificaciones?
1. Identifica y reconoce: Que aspectos te generan malestar, problemáticas de comunicación, aspectos que tu ubicas no te ayudan o te favorecen tanto en el aspecto personal como en otro de tu entorno
2. Comunica: Aprende a comunicarme de una forma asertiva, expresa, escucha se empático, no interrumpas para poder comprender tu necesidad y que el otro comprenda la tuya.
3. Se empático: A pesar de ya mencionarlo en el punto de la comunicación es importante darle más importancia, ya que la empatía te permite hacer consciencia que venimos de diferentes sistemas familiares y cada uno expresará y sentirá del modo en que aprendió, incluso nuestros padres.
4. Reedúcate: Recuerda el hecho de ser una conducta aprendida, no quiere decir que no puedas modificarla, aprender y crecer.
Si bien tenemos una historia familiar siempre está en nuestro poder buscar siempre un crecimiento y mejorar, recuerda que siempre puedes pedir el apoyo de un profesional que puede guiarte en este proceso tan complicado, pero de mucho aprendizaje.
Por: Psic. Margarita Vargas Hernández
Especialista en Psico oncología
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